Disuelta en vacío floto
desdibujándome de a poco.
Liviana y sin excusas.
Convertida solamente
en un susurro en el aire,
tal vez un ojo,
un centímetro de labio,
casi la sombra de un desvelo.
Sirena que no llega
ni a ser metàfora
de un olvidado cuento.
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