martes, 27 de agosto de 2013
Pensamiento suspirado
Yo me quedo con la palabra quieta y el segundero mutilado.
Me quedo despacio revisando cada brillo de tu cuerpo y de tu alma,
lo acaricio y le regalo mis ofrendas que huelen a lágrimas.
Tal vez,
cuando el dolor se haya secado,
recién ahí,
tu milagro pueda ser contado
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